La Generación Y de China consiste de gente nacida en los 80 y principios de los 90 que ahora representan un formidable grupo demográfico sólido de 250 millones.

Este grupo posee una actitud única en evolución hacia la vida, el trabajo, la cultura, y las cuestiones mundiales. Caracterizada por el panorama positivo, la conexión y el consumismo, la Generación Y china se parece a sus homólogos occidentales en términos de acceso y un mayor uso de internet, de reproductores de música digital y de teléfonos móviles.

La Generación Y de China también tiende a mostrar, más que las pasadas generaciones, la voluntad de expresar sus aspiraciones individuales y colectivas así como practicar el espíritu emprendedor, dos características de las que carecen anteriores generaciones de chinos.

La desviación de actitudes y cultural de los rasgos tradicionales entre la población de la Generación Y resultó del impacto de varios factores. Entre estos estuvo la obtención de educación superior, el alto crecimiento, la estabilidad a nivel local y nacional, los cambios dentro del país, los avances tecnológicos, y el notable crecimiento económico de China tras su asimilación y reformulación de ideas de libre mercado.

Los sociólogos también tienen en cuenta la política de un solo hijo promulgada por el gobierno como un posible factor que ha contribuido al desarrollo de rasgos únicos que ahora se manifiestan en la juventud urbana de China.  Este conjunto de características está claramente ausente en generaciones anteriores—los padres y los abuelos de la Generación Y de China—y crean un marcado contraste al que los analistas ahora se refieren como una brecha generacional entre la juventud cada vez más sofisticada y las otras generaciones existentes en China.

Una característica importante de la Generación Y de China—una que genera considerable entusiasmo entre los participantes de la economía mundial–es su marcada aceptación de los gustos y estilos occidentales y el subsecuente consumo de marcas de Occidente. Con la Generación Y en posición de liderar la futura potencia mundial más importante, muchas organizaciones están centrando su atención en la Generación Y de China.

Esto se debe a las tremendas oportunidades potenciales abiertas a organizaciones que se conectarán en forma comercial plenamente con este poderoso grupo demográfico, de una población aproximada de 250 millones de habitantes.

De marcas globalmente establecidas como Nike, BMW y Apple, hasta los nuevos emprendimientos estadounidenses y europeos en los sectores de la energía, finanzas, entretenimiento y de la salud, los participantes de negocios inteligentes ya han asegurado sus posiciones en el mercado nacional–o están en proceso de hacerlo. Según algunas estimaciones, alrededor de un 80% de la gente más rica de China tiene menos de 45 años de edad.

China también ha superado a EE.UU., como el mayor mercado automovilístico del mundo y, de modo sorprendente, se ha convertido en el mayor mercado de bienes de lujo después de Japón, incluso mientras el país retiene notoriedad por ser un paraíso para los artículos de imitación.

La Generación Y de China ya está acudiendo en masa a Starbucks, viendo películas de Hollywood, y manejando automóviles de ingeniería alemana.

Las fusiones y adquisiciones, alianzas, intercambio de conocimientos, franquicias, y establecimiento de infraestructuras de cadenas de suministros son tan sólo algunas de las medidas que ya han sido adoptadas por organizaciones cuyas estrategias a largo plazo asignan, legítimamente, un papel destacado al mercado de China.

Las estrategias de captación y fidelización de compañías que aspiran a tener éxito en el mercado de China están reflejando cada vez más los perfiles del consumidor de la Generación Y. Esta generación no es un retrato estereotipado del consumidor chino, con algunas variaciones incluso dentro del grupo. Sin embargo, su poder adquisitivo colectivo y mayor apertura a la economía global contribuyen a establecer los terrenos en los que ambas marcas e ideas empresariales pueden posiblemente fortalecerse para crecer.